Jaime Ruíz reflexiona sobre la (no) coexistencia de lo rural y lo urbano

A través de las exposiciones Mantener hegemonías ha sido mi vicio y mi virtud, y Apuntes para/de/sobre mantener hegemonías, el artista Jaime Ruíz (Oaxaca, 1985) hace una exploración, a manera de catarsis, sobre la coexistencia -o no- de dos universos disímiles: el rural y el urbano, centrándose en la transculturalidad y la apropiación cultural.

Las obras de Jaime Ruiz, que se exhiben en el espacio de Galería L en Artsy https://tinyurl.com/y76anuv9, se mimetizan entre sí para crear una composición armoniosa; sin embargo, en su significado profundo se manifiesta una tensión que alude al conflicto que representó para Ruiz vivir a lo largo de su niñez en dos contextos tan alejados uno del otro: el entorno rural de su comunidad de origen -San Francisco Guighina, Yautepec, un poblado con 500 habitantes-, y la urbanización en su nuevo hogar, la Ciudad de Oaxaca.
“Tres veces al año visitaba junto con mis padres nuestra comunidad de origen; durante nuestras estancias coincidían las fiestas patronales y me daba cuenta de que ese entorno rural era tan diferente de la colonia a la que nos habíamos mudado en la ciudad de Oaxaca: la colonia Reforma que, muy contrariamente a San Francisco Guichina donde el campo aún era la principal actividad, se percibía un ambiente de una fuerte industrialización y la constante expansión urbana en la que la cultura del mall y del consumo tenía una gran influencia en sus habitantes”, detalla Ruíz.

Mantener hegemonías ha sido mi vicio y mi virtud
Compuesta por 12 piezas, se divide en dos series que abordan esta dicotomía trasladada al arte contemporáneo; la primera serie, Retratos ficcionales del agua, propone el agua como una ausencia protagonista, esta huella sobrepone técnicas y materiales disímiles. Uno de los intereses del artista, ha sido producir situaciones que aluden al germen colonial donde dos sistemas se desencuentran.
Integrada por lienzos en los que Ruíz plasmó la huella del diámetro de un tinaco, los cuales a su vez fueron teñidos con tintes naturales como el pericón y el añil, mientras que la circunferencia del tinaco fue plasmada con pintura automotriz, como una forma de hacer referencia a dos sistemas se desencuentran; al mismo tiempo, esta huella es parte de una obsesión que el artista ha manifestado por el tinaco como un objeto transicional de lo rural a lo urbano, ese carácter ausente del objeto y la abstracción pseudo poética del mismo.
La segunda serie, Colonízame – Colonizador – Colonizado CCC, presenta una serie de pinos aromatizantes para el auto, icónicos de la cultura norteamericana, cubiertos con tierra de colores extraída de diferentes comunidades de Oaxaca, en un gesto por re-colonizar objetos provenientes del capitalismo y la cultura de masas. Esta re-conquista de objetos hace énfasis en una denuncia sutil sobre el despojo epistemológico de la naturaleza para fines customizantes y accesorios. La técnica empleada es un comentario sarcástico a las tierras sobre óleo que caracterizan a los artistas más afiliados a la escuela oaxaqueña de pintura la cual se ha vuelto una tradición pictórica que determina el hecho de ser un artista made in Oaxaca.
“Elegí estos pinos porque no solo son un objeto de consumo a gran escala, también representan a los pinos que fueron traídos por los colonizadores europeos y además son plantas invasivas, pues se reproducen con facilidad, hecho que abona al concepto que quise desarrollar a través de las piezas”, abunda el artista.

Apuntes para/de/sobre mantener hegemonías
Esta segunda exposición, que se inauguró el 15 de marzo a las 4 pm por las redes de Galería L, se conforma por siete dibujos en los que se fusionan imágenes de gran carga simbólica.
Una serie de dibujos acerca relatos míticos mesoamericanos en desencuentro con otras narrativas transculturales. En este sistema coexisten, se hibridan y caen en conflicto diversas redes de significaciones para crear relatogramas múltiples.

El kraken, símbolos mesoamericanos, agaves, Gasparín y tinacos son los protagonistas de estos dibujos que aluden a los códices mesoamericanos y a cómics populares simultáneamente. El sistema gráfico de los dibujos funciona como un contenedor de redes asociativas.
“Siempre me han atraído personajes que experimentan un desarraigo; en estos dibujos, por ejemplo, está la figura de Gasparín, este personaje de las historietas que a pesar de ser un fantasma siempre está en la búsqueda de hacer amigos lo que habla de la inconformidad de su naturaleza. Siempre lo represento en una especie de trance, convulsionando, para transformarse en un pulpo, un tinaco o un agave”, explica Ruíz.
La obra de Ruíz Martínez forma parte del programa Rotante de Galería L, que inició el año pasado con la intención de difundir las propuestas de arte contemporáneo de creadores mexicanos en un formato virtual, y de esta forma estrechar los lazos con el público a pesar de las restricciones en los espacios físicos debido a la actual pandemia.
Un poco sobre Jaime Ruíz
Oaxaca, 1985
Es co-fundador de la iniciativa vecinal Lugar Común, un laboratorio social para indagar en las posibles relaciones del tequio como una forma de organización rural y la participación ciudadana en la vida urbana.
Su trabajo ha sido reconocido por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) con la beca Jóvenes Creadores (2015,2018). Ha expuesto de manera individual en el Kong Art Space, Hong Kong; en el Museo de los Pintores Oaxaqueños, Oaxaca de Juárez; y Museo de Artes Gráficas de Saltillo, Coahuila. De manera colectiva ha participado en Museo Latino, Omaha, Estados Unidos; Antiguo Colegio de San Ildefonso, MéxicoSalón ACME II, México; V Bienal Nacional de Artes Visuales, Yucatán; Casa del Lago, UNAM, México; Galería Latinoamericana, La Habana, Cuba, por mencionar algunos espacios.
Además, ha sido invitado al Simposio Internacional de Noja en España 2015; 10 Encuentro de Arquitecturas Colectivas en Gran Canaria 2017; y al Rubin Center for the Visual Arts en Texas. Ha impartido diversos talleres sobre pensamiento gráfico y procesos colaborativos en Sonora, Coahuila, Oaxaca, CDMX y el Estado de México.